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sábado, 15 de junio de 2024

LA MALA EDUCACIÓN

 Hoy me gustaría tratar el tema de la mala educación y la prepotencia con la que la humanidad va degenerando a pasos agigantados, y la increíble decepción que ha sido pasar la pandemia del "bicho" y darnos cuenta de que somos menos tolerantes, educados  y racionales, todo lo contrario, de lo que se decía y alababa cuando salíamos a aplaudir y todo era solidaridad. 

Me indigna, y no sé si a mis lectores también les sucederá, esos/as que cuando te hablan se creen que por alzar más la voz, por responderte de forma despectiva o utilizar palabras técnicas (que ni ellos saben lo que son) se creen los reyes del mambo. Lo que son, es los reyes de la ignorancia, porque para mí, aquella persona que no respeta al prójimo, y habla sin saber de qué se está quejando, simplemente por las campanadas que ha escuchado del vecino, amigo, y por qué no, del enemigo, que a ese, encima, le hace más caso, se sube al carro y se corona como el salvador y redentor, por Dios, ¡qué ignorante!, y por desgracia, todos los que trabajamos con trato directo con el personal lo hemos notado un montón.

Nuestra sociedad está huérfana de cortesía, amabilidad, solidaridad y respeto. Tenemos que valorar que la educación  no solo afecta la calidad de vida de las personas, sino que debilita la sociedad, la constriñe y subyuga, casi sin darnos cuenta, reduciendo nuestra libertad y autonomía, dejándonos un mal sabor de boca a aquellos/as que intentamos con educación realizar nuestro trabajo.


lunes, 10 de junio de 2024

EL BESO


Suave roce dos almas,

momento eterno que el tiempo no desgarra.

Susurro de labios,

viento cálido que el corazón desarma.


Puente entre corazones distantes,

fuego incesante.

Caricia dulce, brisa en el rostro,

secreto a voces, cielo e infierno

en un simple roce.


En un beso se funden los sueños,

se abren las puertas al sol,

la luna nos mira con pasión,

las estrellas aplauden con su resplandor.


El beso,

esencia de todo lo sentido,

profundo y mágico,

universo en un pequeño segundo.


El beso,

el roce de tus labios y los míos,

ecos de victoria

en el juego de un amor compartido.

miércoles, 5 de junio de 2024

TE AMARÉ


Te amaré,

cuando el sol tímido despierte

y la brisa, susurre tu nombre.


Te amaré, 

cuando el ocaso se tiña de rojo, 

las sombras se alarguen

y duerman nuestros sueños.


Te amaré, 

sin tiempo, 

solo un ahora infinito

y un beso imperecedero.


Te amaré, 

con la fuerza de un mar embravecido

de una tormenta, 

y la delicadeza de un suspiro.


Te amaré siempre, 

en cada latido, cada instante.

Te amaré,

por llenar mi vida de sentido.

sábado, 1 de junio de 2024

Y LLEGASTE TÚ


Y llegaste tú,

llenaste mi corazón con hermosas palabras

iluminando de nuevo mi alma.

Tus pasos, suaves pero seguros,

dibujan senderos de calma.


Y llegaste tú,

eres la esencia de mi nuevo amanecer,

la ilusión que perdí por el camino,

escuchas mi llanto, te admiro.


Y llegaste tú, 

llenando mi mundo de ¡te quiero!

Cuyo significado había olvidado su sentido.

Y llegaste tú,

haciéndome sentir mujer.


Somos amantes en la red.

Amor digital, eterno y puro.

Y llegaste tú,

con cada clic, un suspiro,

con cada llamada, un beso.


Y llegaste tú,

mi universo volvió a tener sentido.


jueves, 30 de mayo de 2024

DESENGAÑO



 En los jardines de la esperanza

donde florecen sueños sin fin,

una brisa cruel y fría,

trae verdades que te hacen sentir.


Promesas pintadas con luces de colores,

se desvanecen en fugaces sombras,

estrellas olvidadas en la noche,

oscuridad infinita.


El amor, radiante y puro,

se convierte en un ocaso gris,

y el corazón, ya cansado y marchito

se halla roto, mustio.


Ya no hay fuerza tras el desengaño,

solo lágrimas y tristeza,

ya no hay alma que resucite,

ni besos que despierten a la princesa.

martes, 21 de mayo de 2024

EL VALS

 El salón está vacío, triste. Sus altas paredes adornadas con tapices y grandes cristales que dominan los muros, permiten que la luz del atardecer inunde la estancia. Los tonos anaranjados del sol de poniente se mezclan con el cristal, creando un espectáculo de luz y color en el ambiente, pero dicha luz, no hace que me siga sintiendo sola.

Una suave música comienza a llenar el salón. Es un vals, sus notas delicadas y elegantes se deslizan por el aire como una caricia. Un, dos, tres, un, dos, tres, y comienzo a bailar. El vals, con su ritmo suave y envolvente, lo transforma todo, abrazando elegancia y nostalgia, uniendo el pasado y el presente en una armonía casi perfecta, me falta con quién bailar.

En medio del salón, envuelta en la magia del atardecer y la melodía del vals, siento una presencia suave y etérea. Un ser alado, con plumas brillantes como la seda, se acerca y me envuelve en un abrazo cálido y protector, invitándome a un viaje más allá de lo conocido.

Con un impulso suave, comenzamos a girar y rodar por el salón, al compás de la música. Nos fundimos en una danza de luces y sombras mientras el sol se va ocultando en el horizonte. El mundo a mi alrededor se vuelve borroso, dejando solo la sensación de libertad y unión.

La luz de la luna se asoma tímidamente. El ser alado, con sus alas desplegadas, brilla con luz propia, complementando la suavidad de la luna.

El vals continúa, ahora acompañado por la luz de la luna, transformando el escenario en un lugar de ensueño. Rodando y girando, me transporto a lo onírico, donde todo es magia y serenidad. Cierro con fuerza los ojos para de este sueño no despertar, y seguir bailando, un, dos, tres, un, dos, tres, con mi ser alado, girar y rodar, mirarle a esos ojos dulces, y no dejar de bailar este vals.

miércoles, 15 de mayo de 2024

EL BARCO

 

Los años 70 fueron fabulosos en mi vida. Celebraron mi botadura con la típica botella de champán lanzada sobre mi cascote, con bendición incluida, risas y muchos brindis. Mis dueños estaban encantados conmigo. Surcamos los mares con noches estrelladas,  tormentas, cuyas olas me embestían y zarandeaban como un muñeco, y preciosos amaneceres, cuyo sol nos regalaba sus primeros rayos y envolvía con su calor mientras nos mecíamos en las azules aguas del mar.

Mis niños crecieron sobre la cubierta, jugando con mi timón (mi corazón). Sus pequeñas manos lo amarraban y giraban y giraban como una peonza, hasta que sus padres se enfadaban. Aquellas manos pequeñas, suaves, aunque me hacían a veces rabiar, llenaban mis días de alegría.

Pero el reloj de la vida sigue corriendo, mis dueños ya marcharon hacia otros rumbos, mis niños han crecido, y aunque salen de vez en cuando conmigo, ya no me susurran sus secretos, ni son los piratas del cuento que creamos cuando eran pequeños, y yo, he quedado aquí, amarrado en el puerto, anclado y cogido con la maroma, que envejece al mismo tiempo, y que también me cuenta sus penas.

La maroma a veces me ha soltado y he levado anclas para salir a alta mar, y me he sentido libre, sin nadie que tome el timón para dirigir mi rumbo. He buscado a algún osado, que he creído, iba a llenar mi vida de nuevas aventuras y llenar mi cubierta de nuevas vibraciones, de manos acariciando mi timón y palabras bonitas. Más ha sido una mera ilusión, pues si alguno ha subido a cubierta, me ha encontrado viejo y cansado, con los engranajes ya gastados, devolviéndome a puerto, con mi maroma, que sigue paciente esperando mi regreso.

Y aquí estoy, un barco hoy en día, sin un rumbo fijo ni futuros viajes que realizar, con el timón cada día más oxidado y llorando en soledad por los tiempos ya vencidos y aquellos, que solo sé soñar.